La crisis financiera que venimos sufriendo los últimos años ha traído consigo un exceso de regulaciones y controles de los gobiernos hacia la banca tradicional, mermando la capacidad de respuesta de las instituciones financieras a la hora de, entre otras cosas, otorgar créditos. Este panorama ha propiciado que las empresas busquen nuevas vías para financiarse, dando origen a lo que Paul McCulley, economista y alto ejecutivo de la firma de inversión PIMCO, acuñó como ‘Shadow Banking’.
El ‘Shadow Banking’ es el concepto que se utiliza para definir las actividades financieras no tradicionales y está constituido por entidades que dan crédito y toman prestado evitando las regulaciones a las que está sometido el sistema bancario de un país. Estos organismos son de lo más variado y van desde entidades de capital riesgo, hedge funds, etc. ¡Incluso el crowdfunding está considerado banca en la sombra!
El ‘Shadow Banking’ se ha convertido en una práctica muy interesante y en una herramienta de creciente poder, donde estos nuevos actores se han transformado en financiadores de transacciones, sustituyendo eficientemente a los bancos tradicionales. Y parece que el negocio les está funcionando. Según las estimaciones del Consejo de Estabilidad Financiera (Financial Stability Board- FSB), una institución creada para vigilar al sector bancario tras la crisis, el ‘Shadow Banking’ maneja ya más de 75 billones de dólares. Sin duda, una cifra de capital muy respetable.
Algunas voces gubernamentales, de bancos tradicionales y entidades como el FMI, alertan de los supuestos peligros de la banca en la sombra. Achacan que estas finanzas paralelas se realizan sin supervisores bancarios que permite, entre otras cosas, que las entidades se presten sin tener que provisionar las pérdidas.
Mientras algunos quieren enfocar el debate en que el ‘Shadow Banking’ es un riesgo, yo prefiero verlo desde el lado de la oportunidad. Pues lo único claro es que el exceso de controles y regulaciones a la banca la han hecho extremadamente ineficiente a la hora de ofrecer respuesta a las solicitudes de crédito y demás facilidades financieras que tradicionalmente ofrecían a sus clientes. Mientras que el ‘Shadow Banking’ los ha venido a sustituir generando, además, un potencial de crecimiento realmente interesante y amplio en estas empresas financieras.